sábado, 1 de junio de 2013

Otra vez de viaje sin gluten.

Llevo tiempo sin pasarme por aquí y mirando un poco las estadísticas de la página, he visto que lo que más interesa son los post en los que hablo sobre mi enfermedad celíaca. Pues bien, traigo noticias nuevas: hace 15 días que volví de Londres, de pasar tres días maravillosos con mi chico en los que nos dio tiempo a patearnos buena parte de la ciudad.




El problema, como siempre que salgo de casa, era la comida. Había leído bastante sobre el tema por Internet, todo lo pintaban muy bonito, pero la realidad es otra: en Inglaterra no es muy normal la alergía al gluten, de hecho, en la mayoría de sitios ni si quiera saben lo que es, les tienes que especificar que se trata de trigo y demás. En España, cuando salgo fuera y tengo que comer en algún sitio, siempre me queda la baza del McDonalds que, sorprendentemente, es el único sitio del que me puedo fiar 100%. Cuando fuimos a Londres, creíamos que también podríamos contar con ello. Nada más llegar, me fijé en que había un McDonalds cada pocos metros, por lo que no iba a tener problema en cuanto a mi comida. 

Como habíamos salido a las 4 de la tarde de casa y llegamos a Londes más o menos a las 9 de la noche, ya veníamos con bastante hambre, así que nos dirigimos a un McDonalds que había cerca de la estación de autobuses de Victoria. Mi cara debió ser épica cuando la camarera me dijo que no era posible prepararme un menú sin gluten. De nuevo probamos en otro que encontramos dentro de la estación de metro, por si acaso la chica me había entendido mal, pero ocurrió tres cuartos de lo mismo. Así que acabamos entrando en un Sainsbury (una especie de super), pues yo había leído en Internet que pronto comenzarían a vender sandwiches sin gluten. Y así fue, aunque sólo quedaba uno. Además, para acompañar, cogimos una ensalada con salsa de mostaza y alguna que otra cosa más. Para mi sorpresa, la mayoría de los productos que allí se vendían, traían una explicación de los alérgenos que contenía cada cosa, así que pude comer sin ningún problema.

Dado que no iba a ser fácil comer fuera, decidimos ir a otro super, esta vez a Tesco, para coger provisiones para los días que nos quedaban. Cogimos pan, algo de fiambre, galletas, relleno para sandwich, susshi... vamos, que no nos faltó de nada. 

Y un día nos atrevimos a entrar en un restaurante, una especie de Wok, llamado Wagamama, donde, según el famoso Internet, había una carta con menú especial para todos los alérgicos a cualquier componente. Allí fue donde me enteré de que la alergia al gluten no era nada frecuente, pues ningún camarero nos entendía, hasta que llegó una chica española y nos atendió estupendamente. Nos trajeron un carta donde venían todas las alergias (en este caso venía como trigo, y no como gluten) y al lado los platos que no se podían comer de toda la carta y los que podrían ser modificados. La verdad es que después de dos días comiendo bocatas en el hotel, comer sopa caliente nos sentó de miedo. Los platos que elegimos me disgustaron bastante, era como una cocina oriental y todo picaba mucho, pero con el hambre que teníamos, no nos dimos cuenta del mal sabor hasta que casi no quedaba nada en el plato. En cuanto a precios... creo recordar que por cuatro platos pagamos unas 40 libras y sobró bastante comida en la mesa. 

En fin... como veredicto, volvería a repetir, pero me quedo con mi experiencia en Alemania, donde el gluten frei es más común que en Inglaterra.

Termino con mi pregunta: ¿vosotros qué echáis de menos cuando vais a otro país?

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