jueves, 30 de enero de 2014

De viajes va la cosa

¡Buenas tardes a todos! 

Hacía bastante tiempo que no me pasaba por aquí y es que las cosas se ponen difíciles si el blog no se da a conocer demasiado, pero bueno,... hay que seguir adelante. 

Hoy vengo a hablaros del próximo viaje que voy a realizar: MALTA.

Todavía no es cien por cien definitivo, pero los billetes están casi en mis manos. Lo cierto es que mi intención no era ir a Malta, sino a Tenerife. Quería desconectar después de los exámenes (que acaban dentro de una semana) y necesitaba algún sitio relajante y con cosas nuevas que ofrecerme. Así que, intentando desconectar de la nieve y del frío que, por donde vivo, veo casi a diario, la mejor opción era tirarse a la bartola en una playa de arena suave. 

Qué mala pata que coincida mi fin de exámenes con el carnaval de Tenerife... no es que no me guste el carnaval, ¡todo lo contrario! Pero yo quiero ir a relajarme y a descansar y, teniendo en cuenta que los precios se incrementan hasta tres veces en esta época... cada vez se iba alejando más la idea de Tenerife. 

Mi segunda opción era Mallorca, pero la verdad es que en estas épocas tampoco es que haga demasiado calor y comparando precios de hoteles, me salía bastante caro y se me iba del presupuesto. Así que por tres días en Mallorca, encontré un chollo de siete días en Malta, avión, hotel con cocina propia, coche de alquiler para toda la semana, y algún que otro gasto más (como desplazamiento hasta Madrid) por menos de 400 euros. Toda una ganga. 

Pero ahora que voy a comprar los billetes, me pongo a pensar acerca de la comida. Como bien sabréis por las otras entradas, soy celíaca y lo de comer fuera está un poco difícil. La verdad es que he estado en Londres y en Colonia y allí no tuve ningún problema en encontrar comida, pero en Malta no sé. He estado mirando en foros y demás y no encuentro demasiada información, pero todo será probar. Oye, y si no, siete días comiendo verduras y carne y pescado a la plancha, ¡ya verás con qué tipín vuelvo de la isla! 

En fin, lo que quiero decir con este post es que no hay impedimentos que valgan para salir fuera si queremos. Nada nos impide alcanzar nuestros sueños, ni si quiera una enfermedad como esta. Por eso animo a toda la gente, celíacos o no, a dar un paso adelante y a atreverse a investigar nuevas fronteras. 

Y ahí os dejo la pregunta final: ¿qué tipos de impedimentos son a los que dais más importancia a la hora de hacer las maletas? (sé que el primero es el dinero, así que, soñando con que esto no importara, cuál sería el segundo impedimento)